La inteligencia musical es la habilidad para apreciar, discriminar,
transformar y expresar las formas musicales, así como para ser sensible al
ritmo, al tono y al timbre. Algunos de sus sistemas simbólicos son las
notaciones musicales y el código Morse.
Ciertas áreas del cerebro desempeñan papeles
importantes en la percepción y la producción musical. Estas, situadas por lo
general en el hemisferio derecho, no están localizadas con claridad como sucede
con el lenguaje. Sin embargo, pese la falta de susceptibilidad concreta respecto
a la habilidad musical en caso de lesiones cerebrales, existe evidencia de
"amusia" (pérdida de habilidad musical).
Según Gardner, la inteligencia musical se puede
manifestar muy tempranamente, antes de recibir ningún tipo de instrucción, aunque
es necesario el esfuerzo y la constancia en el ámbito familiar y el escolar
para desarrollarla, es una de las primeras inteligencias que se desarrolla, se
relaciona con la Inteligencia Lógico matemática y con las Inteligencias
visual-espacial y Cinestésica corporal.
Cuando los bebés
balbucean, muchas veces están produciendo patrones musicales que repiten los
cantos que escuchan en su entorno.
Howard Gardner afirma en su obra Estructura de la mente (1983) que cualquier individuo normal que haya escuchado desde pequeño música con cierta frecuencia puede manipular el tono, el ritmo y el timbre para participar con cierta soltura en actividades musicales, incluyendo la composición, el canto o, incluso, tocar algún instrumento.
En esta misma obra, Gardner cita a Mechthild y a Hanus Papusek y sus estudios revelan que:
Bebés
de dos meses son capaces de igualar el tono, el volumen y contorno
melódico de las canciones de sus madres.
De cuatro
meses pueden adaptarse asimismo a la estructura rítmica, pudiendo dar
saltos o brincos con el sonido cuando presentan propiedades creativas.
A
la mitad de su segundo año, los niños comienzan de modo voluntario a
emitir sonidos punteados, inventando músicas y haciendo ejercicios sonoros.
Hacia
los tres años, el niño puede aprender a "cómo escuchar" percibiendo e
identificando los sonidos de su entorno (naturales, humanizados, mecánicos y
otros).
De
3 a 10 años, las zonas del cerebro vinculadas a los movimientos de los dedos de
la mano izquierda son muy sensibles y facilitan la utilización de instrumentos
de cuerda.
Las
edades de 4 a 6 años, son un período crítico de sensibilidad al sonido y
al tono. Durante este tiempo, un rico entorno musical puede proporcionar la
base para una posterior habilidad musical. Bloom (cfr. Campbell y otros, 1996),
en su obra Developing Talent in Young Children, señala que entre los pianistas
superdotados que él ha estudiado, muchos no procedían de familias con
habilidades para la música, pero, sin embargo, todos tenían parientes que
habían apoyado el interés musical de sus niños y sus primeros profesores de música
fueron cálidos, afectuosos y amables.
Características:
Ø Escucha y
demuestra interés por una variedad de sonidos, que incluyen la voz humana
Ø Disfruta
y busca ocasiones para escuchar música o sonidos ambientales en el ámbito del
aprendizaje.
Ø Muestra
disposición por explorar y aprender música.
Ø Responde
a la música con mucho interés.
Ø Recopila
música e información referente a ella en diferentes formatos.
Ø Desarrolla
la habilidad para cantar o interpretar un instrumento.
Ø Disfruta
improvisando ritmos, y le da sentido musical a las frases.
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